miércoles, 30 de julio de 2014

25 años jugando a rol

En el verano de 1989 ocurrió un hecho que nos cambió la vida a mi clon malvado/hermano gatuno International Khiladi y a mí. Con 13 años y a punto de cumplir los catorce, nos acercamos por el Annex de Golferichs, el nuevo centro cívico del barrio construido junto a la Casa Golferichs, un edificio modernista que había sido expropiado durante la dictuadura y convertido en colegio de curas, hasta que el Ayuntamiento de Barcelona lo recuperó y construyó un centro cívico. L'Annex (anexo en catalán) era el nuevo edificio que alojaba las plantas dedicadas a informática, juegos, teatro y talleres para los adolescentes.

La Casa Golferichs en todo su esplendor. La entrada al edificio del Annex
apenas se ve en la izquierda de la fotografía

Había una planta especial. En ella la gente jugaba a otro tipo de juegos, sentados alrededor de unas enormes mesas. Eran como versiones ampliadas de esos maravillosos libros de Elige tu propia aventura ¡pero con una hoja de personaje! ¡Y con unos dados que no habíamos visto nunca! No tardó mucho en acercarse un chico a preguntar si nos queríamos unir a una partida de Star Wars.
-¡Naturalmente!- contestamos.
Como curiosidad, os diré que ese chico era Pau, de Gigamesh. Él fue nuestro primer árbitro.

La edición francesa de Star Wars, publicada por Jeux Déscartes.
Entrando en el mundillo rolero por todo lo alto :)

Tras esa partida nos invitaron a otro gran juego: Paranoia. No hay palabras para describir esa sesión de juego. Sólo diré que en apenas unas horas nos habíamos convertido en jugadores incondicionales. A la mañana siguiente nos compramos nuestros primeros dados.

Es muy duro empezar a jugar con Paranoia pero ¿y lo que te ríes?

Al día siguiente encontramos un amigo que jugaba a D&D y empezamos a probar varios juegos, en su mayoría Dungeons & Dragons, RuneQuest y La Llamada de Cthulhu. Faltaban unas semanas para que cumpliéramos 14 años así que formamos nuestro primer grupo de jugadoresy dedicamos casi todo el tiempo libre al rol. Cuando llegó el 30 de julio (nuestro cumpleaños), mi madre, que había recibido el nuevo pasatiempo con buenos ojos (y en los años posteriores se convirtió en acérrima defensora del rol y sus jugadores) nos quiso regalar un juego de rol a cada uno, algo que se convirtió en una tradición durante muchos años. Yo opté por la Caja Roja de Dalmau Carles y mi hermano por el RuneQuest básico. Nuestros dos primeros juegos de una colección que hoy cuenta con innumerables títulos en múltiples idiomas.


¡Dos grandes juegos que dieron para miles de horas de aventuras!

Tanto mi hermano como yo, gracias a los juegos de rol hicimos muy buenos amigos. Algunos se han perdido en el camino. Con otros mantenemos el contacto pese a la distancia (¡un fuerte abrazo para Toni y Nohemi!). Algunos no están entre nosotros, pero su recuerdo perdurará siempre.
Personalmente, los juegos de rol ampliaron m i ya de por sí gran interés en contar historias y me enseñaron técnicas que he podido aplicar a la hora de desarrollar mi carrera como escritor. Y creo que no soy el único que hace esta clase de afirmaciones.
Gracias a todos los que habés compartido esta afición con nosotros durante 25 años, ya sea en una mesa de juego, en una charla, en unas jornadas o por el mero gusto de intercambiar opiniones es este humilde blog.
Si habéis contado bien, sí, un servidor cumple 39 años. Y me siento por primera vez en mucho tiempo como ese chaval de 14 años que se iba a comer el mundo en compañía de buenos amigos.
Dedicado especialmente a al amigo Ernesto de Landrómina, que era el monitor de la planta de juegos de rol de Golferichs, por la santa paciencia que tuvo con nosotros y por compartir esa maravilla de juegos franceses de su colección.

9 comentarios:

  1. Felicidades a los dos por esos 25 años de tirar dados y contar historias. Y que edificio más chulo para empezar...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias! El edificio modernista era donde hacían exposiciones y presentaciones (ahí JOC hizo la de El Señor de los Anillos) y algún campeonato. El centro cívico en sí estaba adhosado más a la izquierda,y era moderno (casi ni se ve en la foto). Pero era una pasada para empezar a jugar :)

      Eliminar
  2. Respuestas
    1. Muchas gracias a ti, por aguantarnos entonces ¡y seguir soportándonos durante 25 años! ;)

      Eliminar
  3. Un "Happy Level Up" atrasado, pero con toda mi buena energía para que los años sigan forjando y mejorando no solo a ustedes, sino a las generaciones de roleros por venir.
    Un abrazo gigante desde el otro lado del charco...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias! Lo bueno de esta afición es que no conoce fronteras. ¡Saludos a todos los roleros del otro lado del océano!

      Eliminar
  4. Si no he entendido mal, tu madre tuvo la fortuna de encontrar una caja roja de D&D en pleno año 1989… ¡Está claro que los dioses querían que jugaras a rol!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Había un montón de cajas rojas (¡más de metro y medio de altura!) en Jocs & Games, la tienda que años después se convirtió en el primer Games Workshop de Barcelona. Nuestra madre nos preguntó a mi hermano y a mí sobre qué queríamos como regalo para nuestro cumpleaños y cuánto costaba, y como le pareció bien, nos dio el dinero. Nunca puso ninguna pega a que jugáramos a rol y, de hecho, en aquellos años solíamos jugar la mayoría de partidas en casa ya que nuestro comedor había espacio de sobras para un grupo numeroso de jugadores. Cuando varios medios empezaron a echar mierda contra los juegos de rol por el asesinato de Madrid, mi madre jamás pensó que fuera culpa de jugar a rol y defendió nuestra afición frente a familiares y conocidos.

      Eliminar
    2. Entonces es cierta la leyenda del metro y medio de cajas de Jocs & Games… :D ¡Suerte vosotros que vivíais en Barcelona! Aquí en Sevilla hasta que no apareció el MERP no empezaron a verse juegos de rol en librerías y tiendas de cómics (más o menos por la misma época, verano del 89). Al menos yo también podía jugar en mi casa y mis padres también nos defendían (a mí y a mi hermano) ante "la presión mediática" por así decirlo...

      Eliminar